¿Sirve GRI para los países no anglosajones?
En esta entrevista la consultora española Aurora Pimentel afirma que pese a ser el sistema más aceptado "uno de los problemas del GRI es que, a nivel formal, es muy anglosajón". Se abre un debate sobre el uso internacional de estos estándares de RSE, en el marco del lanzamiento de la tercera generación de indicadores del Global Reporting Initiative.
Desde el 2 de enero, el Global Reporting Initiative (GRI), el principal estándar internacional de elaboración de Memorias de RSC, ofrece en su página Web la versión provisional de la última revisión realizada a sus directrices, la tercera generación de la Guía denominada 'G3'. Hasta el próximo 31 de marzo se admitirán comentarios públicos a estos cambios para tener lista una versión definitiva el próximo mes de octubre. Aurora Pimentel, consultora de Responsabilidad Social Corporativa de la consultora Villafañe & Asociados, nos explica los principales aspectos de esta guía.
- ¿A qué retos se enfrenta el GRI?
Considero que el GRI es mejorable porque uno de sus problemas, a nivel formal, es que es muy anglosajón, cuando las empresas no son sólo anglosajonas. Por ejemplo, una de las primeras memorias que ayudamos a hacer a una compañía sobre política de diversidad contemplaba el número de personas de mínorias étnicas que trabajaban en la misma. Este punto tiene sentido en el caso de Estados Unidos pero no en España. Que una empresa no tenga política de discriminación no quiere decir que discrimine.
Hay muchos aspectos formales pero poco de contenido. Por eso, a nivel mundial han surgido comentarios lo que ha movido al GRI a actualizar indicadores (económicos, sociales, derechos humanos o de medioambientales) para facilitar la rendición de cuentas. El siguiente proceso al que se enfrentan las empresas va más allá de que su memoria esté verificada: estamos ante una certificación que evalúa si la empresa se ha tomado en serio la responsabilidad social, si su gestión ha entendido que el desempeño social o medioambiental es algo importante, estratégico, incrustado en su gestión.
- ¿Cómo valora el perido de comentarios públicos de la Guía 'G3'?
El período abierto actualmente para sugerencias y comentarios es muy importante porque todos tenemos que informar siguiendo el Global Reporting Initiative (GRI) pues es el modelo más aceptado. De hecho, casi todas las entidades españolas a las que nosotros asesoramos como consultora siguen el GRI. Antes del 31 de marzo tenemos tiempo para estudiar los indicadores, pues algunos eran muy complejos y otros se solapaban, y ver qué nos parecen. Es muy interesante para saber de qué va, qué nos piden, para irnos familiarizando con la Guía 'G3' antes de su presentación, que tendrá lugar entre el 4 y el 6 de octubre de este año en Amsterdam.
- Se ha reducido el número de directrices de 97 a 79 para hacer la guía más sencilla. ¿Qué dificultades encontraban las empresas para su aplicación?
La Guía 'G3' intenta ser más fácil que la anterior para que todos podamos participar. En un principio se siguieron las normas generalmente aceptadas, luego se publicaron y ahora estamos en el proceso de verificación y auditoria externa. Cualquier empresa está habituada a rendir cuentas en el ámbito de la contabilidad porque hay una ley clarísima al respecto pero el propio concepto de rendición de cuentas en el ámbito medioambiental, social, etc, es una cosa que las empresas aún no han entendido en su profundidad. La RSC está siendo promovida por un requisito formal y es algo triste Es como decir "oye, tengo que ser bueno porque me van a juzgar". Sin embargo, gracias a la labor del GRI, algunas empresas se ven 'obligadas' a hacer sus memorias y al final las compañías se plantean llevar a cabo una gestión integrada de su responsabilidad, más allá de la cosmética de rendir cuentas.
Un primer año te puedes hacer una memoria de responsabilidad pero un segundo, un tercero o un cuarto... La memoria no te aguanta si no hay nada detrás. Tienes que mostrar progresos y el primer año lo puedes hacer siguiendo el modelo GRI pero los siguientes tienes que ser 'in accordance'. Independientemente de que es cierto que algunas primeras memorias se han hecho a nivel formal, ahora estoy a favor de la labor del GRI porque creo que nos está ayudando a promover todo esto internamente.
- Hasta la fecha, el volumen de memorias en las pymes ha sido escaso. ¿Conseguirá la Guía 'G3' adaptarse a las pymes?
Hay que entender la responsabilidad dentro de la excelencia empresarial. Cuando las pymes consultan las guías del GRI, creen que no tienen nada de lo dicen. Pero una empresa no deja de ser responsable porque no haya hecho una memoria o porque no tenga una política explícita de, por ejemplo, conciliación laboral y familiar. Se trata de poner en valor las cosas que hacemos bien y de impulsar áreas de cosas que podemos hacer mejor, sobre todo en relación con los empleados y con el medio ambiente que son los dos aspectos más deficientes.
Pienso que las pymes son más responsables que las grandes empresas porque están ligadas a su entorno: o son responsables o desaparecen. No tendrán fundaciones, aparatos de comunicación o no acometerán grandes proyectos pero están haciendo cosas con valor y pueden ponerse al mismo nivel que las grandes empresas en términos de calidad o de medio ambiente. Para que la responsabilidad corporativa llegue a las pymes tiene que ser explicada y adaptada a ellas pero sin complejos.
"Las empresas españolas están llamadas a ejercer un papel de liderazgo en RSC en Latinoamérica"
- Villafañe & Asociados es miembro de los Organisational Stakeholder del Global Reporting Initiative (GRI), ¿en qué consiste su trabajo? ¿Cómo cree que debería ser el diálogo entre empresas y los 'stakeholders'?
Como miembro de los Organisational Stakeholder, Villafañe & Asociados puede formar parte del proceso de elección de quién rige el GRI y también está llamado a participar en las consultas. Nos interesa trabajar en esto para que se escuche a las empresas españolas y europeas. No hay que olvidar que Villafañe trabaja para las empresas más allá de la rendición de cuentas: establecemos un sistema de gestión de la responsabilidad que fija, entre otros, los indicadores del GRI para poder medir progresos y fijar objetivos.
El diálogo ideal entre empresas y 'stakeholders' tendría que tener comunicación bidireccional. Habría que preguntar: ¿usted escucha?, ¿usted emite?, ¿cómo escucha usted?. Y una vez que están abiertos los canales de escucha y de diálogo, hay que preguntarse si se están incorporando los valores y expectativas que son siginificativos para los públicos. En el caso del cliente es evidente que sí porque tenemos que ciudarlo pero es más complejo cuando hablamos de empleados, proveedores, etc. La RSC está relanzando la comunicación de las empresas no en el plano discursivo sino en el del diálogo.
- Villafañe trabaja con empresas españolas que están en Latinoamérica. ¿Qué diferencias han encontrado?
Ahora vamos a salir al mercado latinoamericano trabajando en el ámbito de los intangibles, de reputación, RSC, etc. Hay países como Argentina, Brasil o México que tienen más conciencia y que promueven la responsabilidad. A nivel académico y formal hay muchos avances pero la realidad es distinta. Es importante ver la RSC más allá de una reorientación al entorno: tiene que ser una convicción interna de los propios directivos de las empresas para hacer las cosas mejor y ser innovadores en el ámbito de la responsabilidad, no un mero adaptador a lo que se pide.
Las empresas españolas están llamadas a ejercer un papel de liderazgo en RSC en Latinoamérica. Estamos dispuestas a ser líderes porque tenemos una responsabilidad y precisamente debemos liderar este proceso por las especiales circunstancias que rodean el mercado latinoamericano. Hay cosas que pasan porque no se ha sido innovador y no se ha liderado. Creo que podemos hacer muchas cosas y muy buenas. Tenemos que ser conscientes de que las empresas son los agentes de mayor impacto, mucho más que los gobiernos.
(Fuente: Responsables.biz)