La integración de la cadena de suministro es clave para gestionar los residuos electrónicos
El último estudio de Greenpeace destaca la necesidad de contar con aparatos electrónicos de mayor duración y con características ambientales para detener la contaminación generada por los residuos electrónicos. Si bien destaca que algunas compañías están incorporando esta necesidad a sus estrategias y están eliminando componentes tóxicos de sus materiales de producción, todavía resta actuar en sus cadenas de producción, sobre todo en el este de Asia.
El consumo de productos electrónicos se está incrementando, un 6% en lo que va del 2014, y a la par crece la cantidad de desechos electrónicos tóxicos, se espera que alcance 65.4 millones de toneladas métricas para 2017.
El estudio destaca una reducción de materiales tóxicos en la producción de aparatos electrónicos, comparado con 2006. Describe los casos de las empresas Nokia, Sony Ericcson, y Apple que han eliminado por completo el material plástico PVC, altamente contaminante, de sus productos. Apple es la única que lo eliminó de todos sus componentes, incluidos cables externos. Cuestiona que estas iniciativas no se estén realizando en la producción de televisores e insta a Samsung a ejercer liderazgo.
El foco del informe se pone en las acciones en la cadena de suministro. Exige que las empresas acciones en dos áreas:
1. Transparencia: Para Greenpeace es necesario transparentar e informar sobre las prácticas de evaluación, políticas y acciones que las empresas ejecutan en sus cadenas de suministro.
2. Eliminar el uso y la descarga de todos los productos químicos peligrosos de las cadenas de suministro: La industria electrónica necesita implementar un acercamiento creíble a su cadena de suministro y sus emisiones. Debe lograr con éxito la eliminación de sustancias peligrosas de los productos manufacturados por sus proveedores.
El informe también insta a reducir la huella de carbono de los productos, innovar en eficiencia energética y revolucionar la industria electrónica para detener la “caducidad programada”.