Samsung eliminó el cadmio de toda su línea de TV

26.08.2025 | Cadena de valor
La medida se enmarca en un debate global sobre el suministro responsable de minerales críticos, clave para la industria electrónica y la transición energética. Mientras Europa impulsa leyes para reducir su dependencia y empresas como Apple o Dell experimentan con materiales reciclados, el caso Samsung intenta mostrar cómo la sostenibilidad dejó de ser un gesto simbólico para convertirse en ventaja competitiva.

Samsung ha dado un paso simbólico y estratégico en su camino hacia la sostenibilidad: todos sus televisores, incluidos los modelos QLED, Neo QLED, OLED y The Frame Pro, se fabrican ahora sin cadmio, un metal pesado tóxico que durante años fue un componente clave en la tecnología de visualización. La compañía surcoreana afirma haber alcanzado este objetivo tras más de una década de investigación en la sustitución de los llamados *Quantum Dots* tradicionales por alternativas libres de cadmio. El proceso, iniciado en 2001 y culminado en 2014 con una primera generación de prototipos, desembocó en una tecnología patentada que ha permitido a Samsung mantener la calidad de imagen sin comprometer la seguridad ambiental.

El cambio no es menor. El cadmio está catalogado como una de las sustancias más peligrosas para la salud humana y el medio ambiente. Su eliminación en televisores que se producen y venden a escala masiva representa no solo una ventaja competitiva, sino también un gesto de alineamiento con las normativas internacionales más estrictas en materia de residuos electrónicos. Organismos como SGS o TÜV Rheinland han validado la tecnología y el proceso, lo que refuerza la narrativa de una empresa que busca posicionarse como referente en innovación sostenible.

La estrategia va más allá de sustituir un insumo problemático. Samsung ha integrado materiales reciclados en varias líneas de producto, adoptado embalajes eco-diseñados y desarrollado controles remotos que prescinden de baterías desechables al cargarse mediante luz solar o artificial. También ha fijado metas de operar con energía 100 % renovable en su producción de televisores antes de 2027 y ha obtenido certificaciones internacionales que avalan su modelo de economía circular. Son iniciativas que en conjunto pretenden responder a la creciente presión de consumidores, reguladores e inversionistas por productos que minimicen su huella ambiental.

La eliminación del cadmio, sin embargo, debe entenderse en un marco más amplio: el de la dependencia global de minerales críticos en la industria electrónica. La transición digital y energética ha disparado la demanda de litio, cobalto, níquel, grafito y tierras raras, minerales esenciales para fabricar desde baterías hasta pantallas. Este auge ha generado un dilema: cómo asegurar un suministro suficiente sin reproducir dinámicas de explotación ambiental y violaciones de derechos humanos, particularmente en regiones como el Congo, donde se concentra gran parte de la extracción de cobalto.

La Unión Europea, por ejemplo, aprobó en 2024 la Ley de Materias Primas Críticas, que busca garantizar acceso estable a estos insumos mediante extracción local, diversificación de proveedores y un fuerte impulso al reciclaje. Bruselas ya ha destinado miles de millones de euros a proyectos estratégicos dentro y fuera del continente, convencida de que la autonomía mineral es condición indispensable para la transición verde y digital. En paralelo, iniciativas académicas y empresariales exploran soluciones circulares como placas de circuitos reciclables o el reciclaje avanzado de baterías, liderado en Estados Unidos por Redwood Materials.

El caso de Samsung se inserta en esta tendencia global. No es el único. Apple ha prometido que sus productos incorporarán únicamente materiales reciclados o renovables antes de 2030. Dell y HP experimentan con carcasas hechas a partir de plásticos recuperados del océano. Y fabricantes de baterías en Asia aceleran la búsqueda de alternativas al cobalto, no solo por razones éticas, sino también para reducir la volatilidad de precios.
 

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