La sociedad civil de América Latina duda del concepto de "Economía Verde"
El 5 de septiembre en Santiago de Chile el PNUMA llevó a cabo una reunión de consulta con la sociedad civil de América Latina y el Caribe, relacionada con la posición que la región llevará a la Cumbre Río + 20. Durante el encuentro, diversas organizaciones coincidieron en afirmar que no existe un consenso definido en torno al concepto de “Economía Verde” que propone las Naciones Unidas. Expresaron su preocupación sobre que el uso del término pudiera llevar a la preponderancia de una visión muy sesgada hacia la economía. Proponen que el tema central de Rió + 20 sea la producción y consumo sostenibles. Ethos pidió incorporar la dimensión ética al debate.
Se trató de la Reunión de Consulta Regional de América Latina y el Caribe, en preparación de la XIII Sesión del Foro Global de Grupos Principales y Actores Relevantes. El objetivo del encuentro fue proporcionar una plataforma para el intercambio de opiniones sobre cuestiones ambientales prioritarias.
Las conclusiones de este encuentro regional contribuirán a enriquecer las discusiones del proceso preparatorio de Rió 2012. Entre los temas abordados, destacaron la economía verde en el contexto del desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza, el marco institucional para el desarrollo sostenible, el proceso de desarrollo del GEO 5, entre otros.
Uno de los primeros mensajes fue que no se estaba produciendo un movimiento social suficientemente fuerte de cara a Río +20. Varios participantes opinaron que sus gobiernos no estaban haciendo el esfuerzo necesario por el desarrollo sostenible ni en el proceso preparatorio hacia Río +20.
Se dijo que no hay consenso en la sociedad civil de la región sobre el concepto de economía verde y se mostró a favor de hacer propuestas positivas sobre cuestiones ya consensuadas, como el desarrollo sostenible. Se repitieron los llamamientos a hacer una verdadera evaluación del grado de cumplimiento de los compromisos adoptados veinte años atrás.
Algunos representantes señalaron su desacuerdo con el uso del término “economía verde” como plataforma para seguir adelante. Expresaron su preocupación de que el uso del término pudiera llevar a la preponderancia de los economistas y las instituciones económicas como el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio, en el diseño de políticas para el desarrollo sostenible. En ese sentido, propusieron que el papel de estos organismos sea evaluado.
Otras organizaciones indicaron que el concepto está orientado más a los negocios que a las personas. Asimismo, señalaron su preocupación sobre el intento de que el pilar central del desarrollo humano fuera el económico. Subrayaron la importancia de no sustituir el concepto de desarrollo sostenible y la vigencia de la Agenda 21.
Por su parte, propusieron compromisos por parte de la sociedad civil en el sentido de desarrollar su lenguaje, y formular sus propias demandas en lugar de sólo responder a los documentos gubernamentales y de Naciones Unidas.
Asimismo, indicaron la importancia de promover el concepto de “medios de vida sostenibles"; recomendando que el tema central de Río + 20 debería ser la producción y consumo sostenibles. La discusión debería centrarse en la necesidad de la redistribución en lugar de crecimiento y el concepto de suficiencia.
Paolo Itacarambi, director ejecutivo del Instituto Ethos explicó que, adicionalmente a los aspectos económicos, social y ambiental de la economía verde, en el Instituto Ethos habían añadido el aspecto ético al concepto de economía verde. En su opinión, para lograr un verdadero cambio en el mundo empresarial, era necesario un funcionamiento conjunto de tres factores: precio, calidad y sostenibilidad.
También se discutió sobre los sistemas de gobernanza para el desarrollo sostenible tanto a nivel nacional como internacional, que en visión de ONG y sindicatos presentes, han estado fragmentados, no han tenido el liderazgo necesario y no han contado con mecanismos de rendición de cuentas.
A nivel internacional, se están debatiendo diversas opciones: fortalecer al PNUMA con mayor autoridad y financiación, establecer una nueva organización paraguas para el desarrollo sostenible, crear una agencia especializada como la Organización Mundial del Medio Ambiente, reformar el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas y la Comisión de Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible; o mejorar las reformas institucionales y racionalizar las estructura existentes.