Microfinanzas: un proyecto de responsabilidad social ética
El sector microfinanciero se ha desarrollado en los últimos años de un modo espectacular. En la actualidad, existen más de 3000 entidades microfinancieras en el mundo que dan servicio a 120 millones de personas. Podemos hablar de una “auténtica revolución en las finanzas”. Así lo afirmó el Secretario General de la Fundación BBVA para las Microfinanzas, durante la conferencia pronunciada en el marco del XVII Seminario ÉTNOR de Ética Económica y Empresarial.
Una mirada crítica a la realidad económica mundial es la mejor explicación del auge del sector microfinanciero. Asistimos a un crecimiento económico sin precedentes que se ha desarrollado en las últimas décadas de la mano de enormes desigualdades y niveles enormes de pobreza. (Aproximadamente 4000 millones de personas viven en la pobreza, 2800 millones en condiciones de pobreza extrema).En los años 70 del siglo XX pequeñas entidades no reguladas (Ong´s) inician esta actividad microfinanciera con un objetivo claro: afrontar el reto de la exclusión financiera, y acercar los productos y servicios financieros a personas con muy bajos ingresos y que, además, reúnen otras características comunes como suelen ser la escasa formación, el desempleo, la exclusión de la economía formal y la carencia de activos que sirvan de garantía.
Moreno destacó la importancia de la regulación de las entidades dedicadas a este sector, ya que hace posible ofrecer otros servicios para captar activos y realizar otras operaciones “que le confieren sostenibibilidad a la entidad”. En la actualidad, la gran mayoría de entidades microfinancieras son entidades no reguladas, aunque el número de las reguladas va en aumento.
El sector microfinanciero ha demostrado sobradamente, en sus escasos años de existencia, que otra economía es posible, una economía para las personas que les confiere dignidad, autonomía y capacidad. Así lo afirmó Moreno, para el que poner en marcha proyectos como la Fundación BBVA para las Microfinanzas, es claramente, un proyecto de responsabilidad social y de clara orientación ética que contribuye a una dimensión esencial de la RSE de toda entidad bancaria: combatir la exclusión financiera y que constituye, por ello, una propuesta decidida de ética empresarial, y una herramienta de lucha contra la pobreza y de impulso del desarrollo, alineada con la política de RSE de una entidad bancaria.