Rechazan proveedores por no cumplir su código ético
No respetar los códigos de conducta empresarial pasa factura. Ikea rechaza cada año a entre 20 y 25 proveedores por no cumplir los criterios que marca la multinacional, reconocía el director de política social y medioambiental del grupo, Thomas Bergmark, durante la presentación de la estrategia de Responsabilidad Social Corporativa de la compañía.
La cadena de mobiliario cuenta con el código de conducta La manera de Ikea de comprar productos para la decoración del hogar (IWAY en sus siglas en inglés) en el que especifica los requisitos que marca a sus proveedores. No sólo ellos deben cumplir las pautas de la empresa de distribución, también sus empleados y subcontratistas deben estar al tanto. Ikea cuenta con 1.350 proveedores en 50 países. De ellos, 20 están en España.
Entre los requisitos que fija el código IWAY está el cumplimiento de la legislación nacional, el rechazo a los trabajos forzados e infantiles; evitar la discriminación y no impedir la asociación de sus trabajadores. Además, fija un salario mínimo garantizado y compensaciones por las horas extras realizadas, marca la necesidad de contar con un entorno de trabajo sano y seguro, así como la responsabilidad sobre la gestión de residuos, emisiones y tratamiento de productos químicos. Tampoco deben emplear madera procedente de plantaciones forestales con alto valor ecológico.
Para vigilar el cumplimiento de estos criterios, Ikea cuenta con colaboradores que auditan a sus proveedores. Si detectan alguna deficiencia, fijan un plazo en el que deberá ser solventada. Para comprobarlo, realizan una nueva inspección. 'Nuestros proveedores tienen que demostrar que son éticamente responsables', señalaba Bergmark. 'Tenemos más de 1.000 empleados que se dedican a revisar el cumplimiento de nuestro código de conducta, les decimos qué aspectos no cumplen, qué es lo que tienen que cambiar', explica Bergmark.
'Otros distribuidores no creen en rechazar a un proveedor', apunta el directivo, 'pero nosotros preferimos enfrentarnos a la cuestión', apunta. 'Los apoyamos y les damos una segunda oportunidad', reitera.
China, su principal fábrica
Ikea reconoce que mejorar las condiciones laborales 'es más lento de lo que nos gustaría' en determinadas zonas. Por ello, la multinacional no avisa a sus fabricantes sobre cuándo planea realizar su auditoría. Aunque los problemas también se deben a la ausencia de legislación en algunos países, que también suelen carecer de supervisión gubernamental. Por ello, asume que 'en estas situaciones, los esfuerzos e inspecciones de Ikea son insuficientes'.
El responsable de política social del grupo reconoce que la mayor parte de los proveedores rechazados se encuentran en el continente asiático. Pero también en Europa, aunque no desvela la cifra. Alrededor del 70% de los productos de Ikea se fabrican en el Viejo Continente. Por su parte, Asia representa el 28% y América del Norte, el 3%. Por ahora, la compañía no planea ampliar su red de aprovisionamiento a Sudamérica y África. Por países, el mayor proveedor de la firma sueca es China (18%), por delante de Polonia (14%), Italia (8%), Suecia (7%) y Alemania (6%).
Desde 2006, el código IWAY determina que los proveedores deben conducir sus propias auditorías. Además, tienen que
contar con un comité de salud y seguridad, integrado en un 50% por empleados de la empresa.
Evitar el trabajo infantil
Una de las tareas más complicadas para el grupo, a la hora de cumplir con su código de conducta, es evitar que sus fabricantes empleen mano de obra infantil, especialmente en Asia. La compañía asegura que en las zonas con mayor riesgo, aporta recursos educativos inmediatos, como talleres para los mandos de las fábricas, trabajadores y representantes de los subcontratistas. En ellos, discuten sobre el trabajo de los menores y los derechos de los niños, con el objetivo de cambiar la percepción del trabajo de los niños. Por ejemplo, en India, cada fábrica de Ikea cuenta con un defensor de los menores para protegerlos e informar sobre sus derechos. Además, los auditores de la multinacional visitan las fábricas sin previo aviso para evitar esta práctica. En caso de detectar el empleo de mano de obra infantil, Ikea deja de hacer pedidos al proveedor durante seis meses. Para recuperarlos, deberán demostrar que los niños están escolarizados.
(Cinco Días)