Transparencia y control de los incentivos salariales son la clave para una política de remuneración responsable

08.10.2013 | Europa

Esta es una de las conclusiones del estudio presentado por el Instituto de Innovación Social de ESADE que indaga en los salarios de los directivos en el sector financiero. Los incentivos a largo plazo como el ‘bonus en diferido’ son valorados por parte de los consejeros en la mitad de su valor real.


“Remuneraciones de consejeros en entidades financieras” es el estudio elaborado por Isabella Galeano,  colaboradora del Instituto de Innovación Social de ESADE y abogada del área de Mercantil de Gómez-Acebo&Pombo. Trata la percepción y el trasfondo ético de los salarios de los directivos en el sector financiero a partir de un análisis de su cobertura mediática y los informes más representativos del sector.

Aunque se señala la necesidad de cambiar el modelo de incentivos para alcanzar una política de remuneración adecuada, en el informe también se destacan otros aspectos decisivos a mejorar, como la transparencia o el control por parte de los accionistas.

El estudio resalta que luego de la crisis financiera se percibe una sensación generalizada de crítica y malestar hacia los elevados sueldos de los consejeros y directivos financieros, y se denuncia principalmente una “falta de equidad entre las medidas destinadas a recortar sueldos de trabajadores y la carencia de limitaciones de los salarios de consejeros”.

El sistema retributivo actual asume que cuantos más incentivos salariales se den, mejor se asegura el buen desempeño de la empresa. Sin embargo, se ha demostrado que las retribuciones con estructuras complejas anulan la motivación. Así, los incentivos salariales resultan efectivos para objetivos a corto plazo, pero no tanto cuando se busca vincular los intereses del consejero y de la compañía a largo plazo. Por ejemplo, los consejeros  valoran el uso de incentivos por bonus diferidos en la mitad de su valor real, lo que pone en duda la eficacia de este mecanismo a la hora de motivar actitudes beneficiosas para la compañía.

La transparencia y el control destacan como otros dos aspectos que deben ser considerados, además del sistema incentivos, en la búsqueda de una política de remuneración responsable. El estudio hace notar la insuficiencia de la regulación existente en España en lo que respecta a transparencia y comunicación de información. Uno de los principales obstáculos para las iniciativas de mejora de la transparencia viene de la ley de protección de datos. Además, hay quien alega que la transparencia puede resultar contraproducente.

Los autores del estudio subrayan asimismo la falta de control en lo que respecta a las retribuciones de los consejeros, que tiene un doble aspecto. No hay suficientes mecanismos a disposición de los accionistas para evaluar y aprobar los salarios, y por otra parte, tampoco hay una regulación por parte del Gobierno y los órganos especializados para controlar con efectividad los excesos que se están cometiendo. El papel de los accionistas es fundamental, porque “el voto representa la expresión máxima del propietario por la que se legitiman formal y materialmente las actuaciones de los consejeros”; en última instancia está en sus manos controlar la razonabilidad de una política retributiva adecuada.

Por último, el estudio insiste en destacar el papel de la esfera ética en este asunto. “Los comportamientos moralmente reprochables a gran escala sólo ocurren si el liderazgo organizacional cierra los ojos”.  No se trata de un caso puntual reducido a unas pocas compañías, ni siquiera se circunscribe sólo a España; se trata de una tendencia que está presente en la esencia de una cultura del bonus. Por lo tanto, “el éxito está en reconocer que todos nosotros tenemos una responsabilidad y un deber en su conjunto”.