“Lo que diferencia a una empresa transparente del Greenwashing son las metas a largo plazo”
Carry Somers, cofundadora de Fashion Revolution, el movimiento de activismo por la transparencia de la industria de la moda, pasó por Santiago de Chile, luego de recorrer parte del Océano Pacífico Sur con el fin de estudiar profundamente el impacto de los textiles y la industria de la moda en la contaminación los océanos. Entrevistamos a la líder sobre el Índice de Transparencia que se lanzará en México este año, el segundo de la región luego de Brasil. Además, analizamos el avance de la industria en la gestión de su cadena de valor.
La campaña Fashion Revolution viene trabajando desde hace seis años en promover la transparencia de la industria textil y de la moda, ¿Cómo evalúa el avance de las marcas en estos años de existencia del índice?
“Creo que observamos buenos avances. La cantidad de empresas que participan de la edición 2020 del índice de Transparencia global ha aumentado de 200 a 250 marcas. Por otra parte, el 9% de las marcas que son analizadas hace 3 años han mejoraron sustancialmente en su posición en el índice. La cantidad de marcas que publican su lista de proveedores ha crecido un 12% en los últimos 3 años.
Sin embargo, vemos muchos desafíos en el cumplimiento de la Agenda 2030 de la ONU. Un 43% publica estrategias vinculadas a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, pero solo 15% publica objetivos mensurables. Lo mismo en la medición de huella, un 55% publica esta información pero solo un 19,5% divulga las emisiones de su cadena de valor”.
¿Qué diferencia a una marca que realmente cree en la transparencia de aquella que solo hace greenwashing?
“Para mí lo que marca la diferencia de una marca que realmente tiene una conducta de cambio y transparencia es contar con objetivos de mediano y largo plazo y que reporten periódicamente sobre su desempeño en el cumplimiento de estos objetivos. Solo se puede saber si una marca es más sostenible si, junto a sus metas de producción, tiene metas para reducir su impacto negativo ambiental y social. Nosotros vemos que muchas marcas tienen reportes de sustentabilidad pero no se proponen metas de mejora, indicadores o KPI que demuestren su real compromiso”.
¿Qué opina de aquellas marcas como The Northface, Patagonia, entre otras, que decidieron dejar de comprar cuero de Brasil como respuesta a las políticas del presidente Bolsonaro durante el incendio de la Amazonía?
“Creo que depende de qué motiva esta decisión. Hemos visto en Europa que algunas marcas anuncian que no usarán más fibras animales, como cuero o piel, pero van a reemplazar estos materiales por telas y fibras sintéticas. Esto implica un impacto ambiental grande por el plástico que se elimina de estas fibras. Entiendo que se trata de una respuesta a la demanda de consumidores veganos que exigen dejar de usar las fibras animales, me parece bien. Pero también hay que analizar si el poliéster, que es mucho más barato que el cuero, está siendo utilizado como reemplazo por buenas razones o solo para reducir precios y anunciar que se responde a una demanda social. Debemos analizar bien cómo se realiza el reemplazo, por cuáles productos se reemplaza y si estos nuevos materiales no son más perjudiciales para el ambiente que los productos animales. Hay que sofisticar el análisis y no quedarse en la celebración, para evitar el greenwashing. Para mí lo importante es si la marca está trabajando o no con otras marcas para conocer la procedencia del cuero. Esto es lo más importante, lograr la trazabilidad de ese material para garantizar que las condiciones de producción velen por el trabajo decente y la reducción de la contaminación.
¿Considera “responsable” que una marca se desvincule de un negocio y de un proveedor cuando podría usar su influencia para modificar patrones de producción?
“Tu pregunta me hace pensar en el caso de Stella McCartney que renunció comprar lana de la Patagonia por denuncias de maltrato animal. ¿Acaso no sería más responsable trabajar con los proveedores del sur para cambiar y mejorar estas prácticas? Con el nivel de influencia que tiene esta marca podría generar un cambio para los productores de esta región del mundo. Creo que es un deber de las marcas el apoyar y trabajar con sus proveedores para mejorar los estándares de la industria, aprovechar su poder para mejorar, sino ese proveedor le seguirá vendiendo a otras marcas y no habremos logrado ningún cambio”.
¿Considera que existe un desafío para involucrar a los gerentes de compra y abastecimiento en estas prácticas responsables?
“Claro, los gerentes de compra siguen siendo calificados por su efectividad de comprar barato. Entonces, necesitamos nuevos incentivos, necesitamos que un porcentaje de su salario que esté alineado a los objetivos de sostenibilidad. Cada vez más, las empresas establecen KPI para sus directorios, falta que esto baje a nivel de compradores, pero también a los diseñadores. La sustentabilidad debe ser percibida como un estímulo, no como una carga más de trabajo”.
¿Cómo evalúa usted el desempeño de la industria en cuanto a tener equipos de diseñadores formados en economía circular e impacto social de su cadena de suministro?
“Creo que está avanzando, cada vez hay más empresas que envían a sus diseñadores a escuelas para aprender sobre el impacto ambiental de la industria. Pero creo que todavía hay un desafío grande en comprender de qué se trata la circularidad de la industria, hay mucha confusión al respecto, por ejemplo las marcas creen que reciclar ropa es tener una industria circular. Y reciclar no es lo mismo que la economía circular, es solo una parte. La clave es partir del diseño y por eso es necesario formar a los equipos para hacer este cambio de paradigma”.
En México planean lanzar un índice de transparencia este año, ¿en qué consistirá?
“Se trata de la segunda experiencia en América Latina, ya tenemos el índice en Brasil y ahora se suma México. En diciembre de 2019, presentamos la segunda versión del índice en Brasil y pudimos ver la mejora en el desempeño de las marcas en solo dos años. Principalmente, hubo cambios en el nivel de transparencia y comunicación de su desempeño, muchas marcas en Brasil comenzaron a divulgar a partir de la entrada del índice.
En México, el estudio examinará las políticas contra explotación infantil, libertad sindical, uso de agua y energía, compromisos de sostenibilidad, trazabilidad de productos y valorar proveedores. Deberá ser información pública, accesible en el sitio web de la empresa, sino no califica para el análisis, no cuentan las promesas de publicación porque lo importante es que toda la sociedad acceda a esta información. Estudiaremos aproximadamente 20 compañías elegidas con base en sus ingresos, publicaremos resultados para fines de este año”.
Acaba de finalizar un viaje desde Galápagos Ecuador hasta la isla RapaNui en Chile en un navío de investigación sobre plástico en océanos. ¿Cómo se usará esta investigación para la industria textil?
“Hoy en día, el 35% de la contaminación de micro plástico de los océanos viene de la industria textil. Nos embarcamos por 12 días junto a mujeres de todas las industrias en una travesía para identificar la contaminación plástica en esta parte del mundo. Encontramos 5 veces más plástico y microplástico frente a las costas de Rapa Nui, por el giro del Pacífico Sur, la mancha de plástico es impresionante. El resultado de este viaje se usará para orientar el uso de fibras plásticas, para reducir el impacto en la industria textil. Algunas marcas como H&M y Patagonia están interesadas en la información sobre cantidades de microplástico y tipo de residuos encontrados. Pero para ello debemos esperar a que termine la investigación de dos años”.
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