Proyecto chileno ganador del Premio a la Educación para el Desarrollo Sostenible en la primera infancia
El proyecto “Sembrando vida, cultivando esperanza para la Ñuke Mapu: Madre Tierra”, se adjudicó el premio a la Educación para el Desarrollo Sostenible en la primera infancia “Mi Patio es el Mundo”. En esta entrevista, Alejandra Fuentes Ramírez, educadora de párvulos de la Junta Nacional de Jardines Infantiles (JUNJI) y coordinadora del proyecto, describe la iniciativa que promueve generación de un huerto con técnicas ancestrales.
¿En qué consiste el proyecto?
“Sembrando vida, cultivando esperanza para la Ñuke Mapu: Madre Tierra” es el proyecto de la Sala Cuna y Jardín Infantil “El Principito” (JUNJI) en la Comuna de Los Ángeles de la Región de Bio-Bío. Todos los años hacemos proyectos dirigidos al cuidado del medioambiente, rescatando la cultura mapuche y pehuenche de nuestra zona. Estábamos con los niños y niñas en un recreo, luego de las vacaciones y al regresar a la sala me plantearon que el patio estaba muy sucio, que el pasto estaba descuidado y había mucha basura. Entonces yo les pregunté qué podíamos hacer y ellos me plantearon que limpiáramos el patio y empezaron a ofrecer traer herramientas desde su casa. Y así fuimos armando este método de proyecto y trabajo entre todos, donde el objetivo final fue generar un huerto. El proceso de limpieza tardó un par de semanas para dejar todo listo para poder plantar”.
¿Cómo evalúan el impacto del proyecto en la educación ambiental?
“Cuando hicimos la fundamentación del proyecto nos basamos en la Agenda 2030, en el objetivo 13, que habla de Acción por el Clima. Y nos hemos dado cuenta de cómo este pequeño granito de arena de generar cultivos orgánicos, sin químicos, plantados, cuidados y cosechados por los propios niños y niñas, es un impacto bastante relevante, especialmente por el aprendizaje instalado en ellos y la posibilidad de que sigan replicándolo”.
¿Cómo ves la importancia de realizar proyectos de sostenibilidad en la primera infancia?
“Es muy importante, porque los niños y niñas toman conciencia de lo aprendidio, lo replican en sus casas y le traspasan los conocimientos a sus padres, los abuelos, la familia; vemos la metacognición con ellos. Son como esponjitas y es muy significativo hacer todo el proceso ellos mismos: manipular la tierra, plantar, cosechar lo sembrado, llevarse los productos a sus casas, todo eso los marca y hace que quieran hacer lo mismo en sus hogares”.
¿Qué les parece ser ganadores del Premio Mi Patio es el Mundo?
“Fue una muy linda sorpresa habernos ganado este reconocimiento porque es un trabajo de muchos años. Algunas mamás se enteraron y nos han felicitado, están muy contentas y agradecidas de todo lo que aprendieron sus hijos. Esto viene a coronar un trabajo que llevamos años haciendo. Ellos son nuestro futuro y estamos tratando de hacer lo mejor posible para formarlos y dejarles un granito en el corazón y en sus experiencias de vida, que estoy segura que más adelante irán replicando”.
La tercera edición del Premio fue realizado por la Organización Mundial para la Educación Preescolar- OMEP- junto a Grupo Arcor en Uruguay y Paraguay, Fundación Arcor en Argentina y Chile e Instituto Arcor Brasil, busca dar visibilidad a proyectos de instituciones dedicadas a la Atención y Educación de la Primera Infancia, que sean creativos e innovadores y cuyas buenas prácticas contribuyan a la instalación y/o mejora de la Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS) para la primera infancia.
Más información en : www.fundacionarcor.org/chile
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