Los autores afirman que dado que gran parte de la vida moderna ocurre en el ámbito digital, cada vez se captura más información personal en línea y se comercializa entre las marcas como una forma de comprender mejor a sus consumidores. Pero lo que comenzó como una forma de facilitar la vida de los usuarios al brindarles información conveniente y personalmente relevante, se ha transformado en lo que se percibe como una economía turbia y clandestina de intercambio y negociación de datos de los consumidores.

“Los datos se han convertido en el activo más valioso del planeta Tierra, sin embargo, todos nosotros, como individuos, las personas que producen ese activo, no tenemos derechos sobre su valor en este momento”, dijo Brittany Kaiser, defensora de la transparencia de datos, a Wunderman Thompson Intelligence.

Los aspectos más destacados del informe incluyen:

• El valor de los datos. A medida que los consumidores comienzan a darse cuenta del valor de su comportamiento e información digitales, está surgiendo una nueva economía construida en torno a los datos, con los datos como capital principal.
   
• Nuevas estructuras comerciales. A medida que la privacidad de los datos se convierte en una prioridad para los consumidores, la infraestructura emergente para el uso ético de los datos está reestructurando fundamentalmente las industrias y las necesidades comerciales.
   
• Datos íntimos. A medida que los consumidores viven cada vez más en línea, la idea de los datos como una serie fría e impersonal de ceros y unos está desapareciendo; en cambio, los datos se reconocen cada vez más como un pilar profundamente personal de las identidades digitales.
   
• Autocuidado digital. Dado que la seguridad de los datos pesa sobre el bienestar emocional de las personas, las últimas iniciativas de marca están rediseñando productos y plataformas para facilitar el autocuidado digital y allanar un camino más saludable en el panorama de los datos.