Menos del 1% de las constructoras mide su huella de carbono
Solo 11 constructoras figuran en el Registro de Huella de Carbono del Ministerio de Transición Ecológica español, según los datos recogidos en el informe Huella de Carbono del Sector de la Construcción.
Solo 50 empresas, menos del 1% de las compañías del sector de la construcción, habían incluido hasta abril de 2020 su huella de carbono en el Registro Voluntario del Ministerio para la Transición Ecológica, y el Reto Demográfico, en el que figuran casi 1.100 organizaciones de todos los sectores de la economía. Según el Informe Huella de Carbono del Sector de la Construcción elaborado por ACR.
Este registro, que es de carácter voluntario, tiene el objetivo de fomentar el cálculo y reducción de la huella de carbono (gases de efecto invernadero emitidos por de forma directa o indirecta) entre las empresas españolas.
Si se analiza el alcance de la certificación, únicamente 11 constructoras obtienen el Alcance 1+2 y 3. Esto es, miden sus emisiones directas (Alcance 1), las indirectas asociadas a la generación de electricidad (Alcance 2) y otras emisiones indirectas, incluyendo materias primas y actividades realizadas por subcontratas (Alcance 3).
Por otro lado, de las 50 constructoras que obtuvieron el sello “Calculo” para entrar a formar parte en el registro correspondiente al ejercicio 2018, un total de 13 empresas consiguieron también el sello “Reduzco” y otras dos lograron el de “Compenso”.
El informe de ACR indica que, si bien medir las emisiones de una compañía es un primer paso y un esfuerzo necesario, es preciso ponerse a trabajar a continuación para reducir o compensar la huella de carbono, minimizando así el impacto de la actividad constructora sobre el medio ambiente.
Los datos recogidos en el informe de ACR ponen de manifiesto que todavía queda mucho trabajo que hacer en materia de reducción de la Huella de Carbono, una vía a penas explorada por este sector, donde tradicionalmente, todos los esfuerzos se han centrado en definir políticas enfocadas a reducir el impacto ambiental de los edificios, centrándose en el uso del inmueble y no tanto en el propio proceso de construcción.
En este ámbito ya se han desarrollado estándares y normativas que regulan la obtención de edificios de Consumo Casi Nulo. Aunque esta es la fase que más se prolonga, no se puede olvidar el gran impacto ambiental que tienen la fabricación, el transporte, la construcción e, incluso, la demolición de un inmueble. De esta forma, la ejecución material de los edificios comienza a tomar más peso en el cómputo global de los impactos ambientales del sector.
En el mercado actual existen ya metodologías y tecnologías que, correctamente adaptadas al sector, pueden ayudar a la consecución de todos estos objetivos. La incorporación de metodologías y análisis de ciclo de vida que permitan una economía circular, la industrialización o prefabricación de procesos y sistemas, el diseño de nuevos materiales o la incorporación de sensores que permitan la captación de datos en tiempo real y, por tanto, el análisis y detección de puntos críticos. Todo ello, sin lugar a duda, permitirá conocer los procesos, optimizarlos y reducir el impacto de las actividades de construcción, según indica el informe de ACR.
La construcción de edificios en España supone el 41% del consumo de recursos naturales y entre el 30 y el 40% de los residuos sólidos generados, unos datos que hacen imprescindible que el sector de la Construcción, y más concretamente de Edificación, se plantee estrategias para mitigar el impacto ambiental de su actividad.
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