Desde hace tres años que usted es miembro del directorio de la Bolsa de Santiago, ¿cuál ha sido su función dentro de esta organización?

“Mi rol ha sido liderar el Comité de Gobierno Corporativo y Sostenibilidad de la Bolsa de Santiago y trabajar en impulsar la inversión responsable. En temas de gobierno corporativo, como Bolsa buscamos dar una señal de transparencia al mercado y posicionarnos por nuestro liderazgo en inversión sostenible.

Las bolsas del mundo están cada vez más conscientes de la responsabilidad que tienen en materia de Sostenibilidad. Entienden que tienen un rol promotor de los Derechos Humanos, para impulsar soluciones financieras al Cambio Climático, y que tienen responsabilidades en su Gobierno Corporativo. Las bolsas, como lugar de encuentro entre inversionistas y empresas que buscan capital, tienen un poder de influencia enorme para cambiar las tendencias y el  potencial de destacar buenas prácticas e incentivar un cambio real en el mundo empresarial”.

En junio, la Bolsa de Santiago junto a PRI realizó un Toque de Campana por la Inversión Responsable. ¿Qué cambió dentro de la Bolsa de Santiago para incorporar la sostenibilidad en los intereses de la entidad?

“Hace dos años la Bolsa de Santiago creó el Comité de Gobierno Corporativo y Sostenibilidad. Desde ahí comenzamos a trabajar en un Plan de Sostenibilidad con dos ejes: uno de responsabilidad como empresa y otro de promoción para el mercado. En el primer eje se aborda a la Bolsa como una empresa y asumimos responsabilidad sobre nuestros impactos sociales y ambientales. El segundo eje busca llevar adelante una gestión que impulse la transformación de los mercados y promueva la inversión responsable. Este Comité y el Plan son las bisagras de cambio de nuestra entidad”.

En 2018, la Bolsa lanzó el «Mercado de Bonos Verdes y Sociales», ¿en qué consiste este lanzamiento y que implicancias tiene para el futuro de la entidad?

“El mercado de Bonos Verdes y Sociales permite a las empresas financiar o refinanciar proyectos que impacten positivamente al medio ambiente y/o a un grupo vulnerable de stakeholders o rightholders. Lo lanzamos como una respuesta a una demanda de la sociedad civil. En 2018, participamos de una mesa de trabajo convocada por WWF y el Consensus Building Institute para discutir sobre el rol del sector financiero para impulsar las acciones contra el cambio climático. Esta demanda nos animó a crear un mecanismo de mercado a partir de la consulta pública. Pienso que este proceso es un ejemplo de cooperación entre empresas y sociedad civil, en beneficio mutuo.

¿Cuáles son los desafíos que deben enfrentar los inversores interesados en la sostenibilidad?

“Desde el lado de los inversionistas, falta abrir el debate sobre estándares mínimos de inversión sostenible. Desde la Bolsa, nos interesa mucho apoyar este debate. Ligado a la inversión responsable está también la necesidad de contar no solo con más empresas sostenibles en América Latina, sino también con mejor información sobre ellas. Debemos seguir avanzando en calidad, completitud y comparabilidad de los datos sobre los riesgos en materia social, medioambiental, cambio climático y gobiernos corporativos. Esos datos deben ser honestos y reflejar no solo el lado positivo. A futuro, deberían ser verificados por terceros.

En materia de “gestión y transparencia de información” pienso que también a nivel de los índices se podría avanzar mucho. Desde la Bolsa estamos analizando cómo abrir información del DJSI por empresa, de acceso público. Ya impulsamos estadísticas de acceso público que permiten comparar las empresas chilenas evaluadas por RobecoSAm para el DJSI, con los puntajes obtenidos por empresas en otros países de la región.

Ese benchmark, realizado por una universidad local en Chile, es importante para crear incentivos concretos para que las empresas avancen. También es relevante que sea público, sin costo, para que sea parte del debate público también. El último reporte destaca que Chile tiene mucho por hacer en transparencia y reporte, en este sentido vamos a trabajar los próximos años. Otro aspecto relacionado con los índices es que -según monto- su mayoría no tiene un estándar ESG. No obstante, ello no implica que sean neutrales en estas materias. Pienso que es interesante empezar a debatir sobre el adecuado "disclosure" que deben tener estos índices generales, sobre posibles riesgos no medidos o transparentados en materia medioambiental, DD.HH. y Gobierno Corporativo, para alejarse de la idea de que se trata de índices que neutrales en su impacto frente a las personas y el medioambiente.

Por último, también hay desafíos en materia de transparencia en relación con los bonos verdes y sociales. Si bien hoy existen terceros verificadores y un estándar internacional en Chile, es muy difícil aún comparar el impacto ambiental o social de un bono con otro. Hay que trabajar en los reportes y en la transparencia para poder marcar la diferencia entre ellos y para que haya una tasa diferencial según el impacto que genere cada uno. Aún nos falta trabajar para alcanzar este punto de comparación, no solo a nivel nacional sino también de manera internacional, ya que debemos evitar multiplicar estándares y alinear nuestra región.

Es más, estamos expectantes de los resultados del Grupo Técnico de expertos en Finanzas Sostenibles de la Unión Europea que -entre otros- está discutiendo sobre la alineación de nuevos estándares en ESG reporting para empresas, y para bonos verdes o sociales. Considero que estos resultados deberíamos conversarlos en América Latina”.

¿Cuál es el diálogo que hay entre las bolsas de América Latina sobre sostenibilidad?

“Nosotros estamos en conversaciones con bolsas de otros países. En nuestra mesa directiva participa la Bolsa de Brasil y somos parte también de la Federación Iberoamericana de Bolsas (FIAB). Es más, con la FIAB queremos organizar un encuentro regional que reúna bolsas de distintos países para conversar sobre las expectativas de inversión responsable y cómo apoyar a las empresas de la región acelerar la gestión de materias ESG”. 

En junio, la Bolsa de Santiago junto a un grupo de inversionistas locales representantes de AFP, Administradoras de fondos mutuos y de fondos de inversión, emitieron una declaración conjunta sobre inversión responsable, ¿qué se busca con esta declaración?

“Buscamos dejar claro el mensaje, de que ser sostenible es ser rentable. Es decir, tener debida diligencia en lo social y ambiental y tener un gobierno corporativo involucrado en sostenibilidad son ejes clave para los inversores chilenos, dado que les permite gestionar mejor los riesgos de las acciones. Queremos mandar un mensaje de que ya estamos en otra etapa, de que ya pasamos de la filantropía a una gestión estratégica ASG, como una forma de prevenir riesgos y apostar por el largo plazo”.

¿Cuál es su opinión personal sobre el rol de las empresas en la implementación de la Agenda 2030?

“Larry Fink, de BlackRock, destaca que cuando los desafíos son tan grandes y complejos que los gobiernos solos no pueden solucionarlos, las empresas deben usar su poder de influencia para luchar contra la desigualdad, la corrupción y el cambio climático.

Yo creo personalmente que debemos hacer un llamado a las empresas, y especialmente los grupos controladores que aún no están en la mesa debatiendo estos temas, a que participen. Las empresas tenemos una responsabilidad especial de gestionar la sostenibilidad. Debemos dejar de reunirnos para emitir compromisos, es tiempo de acción, el mundo y sus desafíos no pueden esperar más”.